Cuando pensamos en reforma, nos viene a la cabeza una docena de obreros por todos los rincones de nuestro piso, ensuciando, rompiendo paredes y quebrando azulejos. Polvo, suciedad, montañas de escombros son coadyuvantes de esta escena de película de terror.
Si estas aplazando la reforma de la cocina por el miedo a las molestias que una obra puede ocasionar, te interesará saber que es posible resolver la mayoría de los inconvenientes de una cocina antigua sin necesidad de romper nada. Puedes reformar la cocina sin obras.
Este tipo de reforma es indicada para cocinas obsoletas, pero que mantienen sus tuberías, sistema de circulación de agua y demás funcionando perfectamente. La reforma será estética, mejorando significativamente la apariencia de tu cocina en un espacio corto de tiempo.
Los azulejos viejos son la peor pesadilla en una cocina. Los diseños y colores poco discretos muy utilizados en la decoración de cocina en la década pasada pueden ser sustituidos por nuevos azulejos, simplemente instalado una pieza sobre la otra. Este método es posible, desde que tus azulejos actuales estén bien adheridos a la pared, en este caso, podrás proceder la instalación de nuevos azulejos por encima de los viejos sin ninguna obra.
Lo único que será necesario es una limpieza completa para retirada de las grasas en el revestimiento, un pegamento especial para revestimientos de cerámica y nuevos azulejos.
En el suelo podrás elegir tarimas flotantes que también pueden ser instaladas sobre cualquier tipo de pavimento, desde que el suelo esté bien nivelado. Podrás cambiar el antiguo suelo de tu cocina, por uno nuevo, moderno y más fácil de limpiar. Las tarimas flotantes son pegadas literalmente al suelo, sin clavos y sin obras.
Cuanto al mobiliario siempre tienes la opción de reciclar antes de cambiar por muebles nuevos. Lo primero es proceder una limpieza profunda, quitando las puertas y desmontando cajones para higienizar profundamente. Las piezas de metal deberán ser sumergidos en agua y jabón. Las puertas y cajones deberán ser limpias con una esponja suave y un producto especial para madera.
Posteriormente a la limpieza, podrás rehabilitar completamente los muebles de la cocina, dando un aspecto de nuevo a todo el mobiliario. Es un proceso algo laborioso, pero el resultado hace toda la diferencia. Lija toda la superficie de la madera con el objetivo de retirar restos de suciedad, barniz o tinta. Si los muebles tienen rayas, arañazos o grietas, aplica una cera de madera de misma tonalidad para rellenar estos huecos y conseguir una cara completamente lisa.
El próximo paso dependerá del resultado que buscas; puedes pasar simplemente una capa de barniz para dar brillo a la madera restaurada, así como puedes dar un toque contemporáneo y divertido pintando las puertas con el color que más te guste. Un truco es elegir un color que aparezca en los azulejos y pintar las puertas de tus muebles de cocina de este mismo color. Si en tu azulejo aparecen flores amarillas, verdes y rojas, pinta tus armarios con un tono de verde que te guste. El resultado es sorprendente.